Blogia
Gloria

¿Las características faciales son indicativas de los rasgos de la personalidad?

¿Las características faciales son indicativas de los rasgos de la personalidad?

Este artículo nos presenta un estudio realizado por un equipo de biólogos de la Universidad de Liverpool en colaboración con las universidades de Durham y St. Andrews, dirigidos por el Dr. Tony Little,  que investiga el por qué de que, en muchas parejas, uno de los miembros tienda a parecerse al otro en ciertos aspectos.

 

Los resultados confirmaron la ancestral creencia popular de que las personas que viven mucho tiempo juntas acaban pareciéndose físicamente la una a la otra: los participantes en el estudio, 11 hombres y 11 mujeres, opinaron, a partir de fotografías, acerca de la edad, el atractivo y la personalidad que podían tener los miembros de 160 parejas de casados y señalaron más similitudes entre aquellas personas que más tiempo llevaban unidas.

 

Ya que el tema me ha llamado bastante la atención, he estado investigando y he encontrado diferentes artículos que aluden a ciertas ciencias que parecen tener la capacidad de predecir rasgos de la personalidad a través de características faciales, llamándome la atención conceptos como los siguientes:

 

-Morfopsicología:  ciencia clínica humana que estudia, de forma muy precisa, el carácter, el modo de conocer y comprender a las personas, sus actitudes y aptitudes por medio de la observación del rostro y los elementos que lo componen.

 

-Fisiognomía:  vieja orientación científica que analiza los rasgos faciales para vislumbrar aspectos de la personalidad.

 

-Frenología: estudio de la personalidad y el carácter a partir de la forma del cráneo.

 

Así, parece que no es nueva la hipótesis que establece relaciones entre rasgos faciales y rasgos de la personalidad.

 

 

De hecho, el concepto de personalidad proviene del griego “prosopón” , cuya traducción, “máscara”, alude a las máscaras que en el teatro griego se colocaban los actores para interpretar a los personajes de las tragedias. En cierto modo, esto puede responder a aquello que se percibe o la forma como se aparece ante otros”.

 

En latín, el término “personare” equivale a “resonar a través de...” (per sonare); es decir, que también alude a la forma en la que se es percibido por los otros, o en que cada uno se manifiesta ante los otros.

 

 

Desde mi punto de vista y aunque no podría afirmar  tajantemente que las características faciales son plenamente indicativas de los rasgos de la personalidad, sí que es cierto que, en el día a día, sobre todo en los momentos en los que conocemos a alguien, recurrimos a la primera información que de él recibimos, el aspecto físico, lo externo, para inferir, muchas veces de modo inconsciente, características de la personalidad del sujeto en cuestión.

Bien es cierto que esto nos puede llevar a error, pues a veces “las apariencias engañan” y lo precipitado no es lo más aconsejable. De hecho, es común que tengamos que ir reconstruyendo la imagen primigenia que nos hemos forjado de una persona mediante la interacción continuada con esta.

En este punto me gustaría matizar algo, partiendo de mi propia experiencia. No me convence del todo la afirmación de que los rasgos faciales, lo meramente físico, sea lo que determine la personalidad, pero sí es evidente que, la expresión facial (unida a la corporal) de una persona nos puede dar muchas pistas acerca de su forma de ser y, por tanto, de su personalidad.

Reconozcamos que la sonrisa, la mirada o los movimientos faciales pueden, por un lado, revelar mucho de la actitud de una persona hacia el mundo, permitiendo que la conozcamos  mejor y, por otro, estos factores pueden influir en la manera en que nos aproximemos a ella, dependiendo del esquema que le hayamos atribuido previamente.

 

Retomando los resultados del estudio del Dr. Tony Little acerca de las similitudes físicas de las parejas e intentando trasladarlo a mi vida cotidiana, sí que es cierto que conozco a parejas que se parecen tanto psicológica como físicamente, a lo que yo encuentro la siguiente explicación:

Todos sabemos que, a pesar del dicho de “los polos opuestos se atraen”, lo que en ocasiones es cierto, existe cierta tendencia en el ser humano a buscar relación con aquellas personas similares a él, siguiendo la ley del equilibrio.

En lo que al ámbito psicológico se refiere... ¿por qué? Quizá porque nos sentimos a gusto con aquellas personas con las que compartimos ideales, valores y actitudes hacia la vida, sintiéndonos comprendidos y arropados.

 

 

Por otro lado, creo que todas las personas, a la hora de buscar una pareja, tenemos en cuenta el aspecto físico. No afirmo que exista un canon de belleza general, por supuesto, pero sí creo que una parte importante de la primera atracción hacia alguien la tiene lo físico y lo que esto nos hace sentir.  Acudiendo a una explicación genética, en nuestros cerebros se disparan sustancia químicas que generan la atracción y el deseo de unirse.

Así, en cuanto al parecido existente entre las parejas me parece menos relevante la explicación de que la convivencia nos va haciendo similares que la consideración de que, cuando elegimos con quien nos emparejamos, ya solemos parecernos, de primeras, a nuestro futuro compañero o compañera.

Volviendo a lo biológico, la especie humana, como tantas otras,  tiende a intentar conservar y  perpetuar los propios genes, atrayéndonos por tanto aquellos individuos con los que tenemos puntos en común, aquellos genéticamente similares a nosotros. Así, tanto las similitudes de la personalidad como las de las características físicas pueden ser síntomas, en realidad, de un parecido de los genes.

 

Pero... ¿por qué entonces el estudio de la universidad de Liverpool mostraba un evidente mayor parecido físico entre aquellos miembros de parejas que llevaban más tiempo juntos?

Veo claro que, por mucho tiempo que pasemos con alguien, nuestras formas físicas no van a modificarse, pero sí que intuyo que, la convivencia continuada puede hacer que vayamos adoptando rasgos y características del otro, llegando a formarse un gran espacio de intercambio que supondrá un mayor solapamiento de algunas de las características de la pareja.

Y... ¿esto puede llegar a tener repercusión en los rasgos faciales...? quizá si en algunas de las formas de expresión, de los gestos...

No puedo poner un ejemplo en este campo concreto, pero mis experiencias personales me han demostrado el cómo he ido adoptando, inconscientemente, muchas cosas de personas con las que he convivido durante mucho tiempo: palabras, frases, gestos, formas de reaccionar...

 

 

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente dicho, sí que veo claro que, si aceptamos que los diferentes rostros (inclinándome yo más al tipo de expresión facial que al rasgo facial) pueden ser reflejo de la personalidad de los sujetos, nosotros nos veamos influidos por esto en la valoración que hacemos de las personas,  lo que puede tener repercusión en nuestro grado  de apertura a la hora de establecer relaciones con los demás. Así, es posible que tendamos a mantener actitudes amistosas con aquello que, física y, consecuentemente, (si tenemos en cuenta lo postulado) psicológicamente, sean más afines a nosotros.

 

 

Por supuesto, yo defendería esto de un modo general pues, como en todo, existen excepciones y aquella persona que, de primeras, por su expresión facial, nos ha podido parecer diferente a nosotros, puede resultar ser un compañero, amigo o pareja excepcional al profundizar en la  relación.

Todo ello, dando por descontado que, en muchas ocasiones, y según la persona, puede resultarnos atractivo precisamente aquello diferente, opuesto o complementario a lo que encontramos en nosotros, con lo que todo este razonamiento caería por su propio peso.

 

 

Por último, me gustaría hablar de aquellos aspectos condicionantes de nuestra expresión facial. Obviamente, lo genético es la clave de nuestro físico y nuestros rasgos, pero... ¿qué hay de las expresiones? ¿pueden estar éstas influidas por los avatares de nuestra vida?

Pues... quizá sí, ¿quién no ha oído hablar de esa “expresión sombría” que alguien tiene desde que le aconteció determinado hecho? Creo que ciertos hechos relevantes (“turning points”) pueden marcar la personalidad de las personas y, en consecuencia, repercutir en la actitud que estas tengan hacia la vida, cosa que puede hacerse palpable a través de la expresión facial.

Aún así, y porque creo que en el campo de las ciencias humanas, nada puede ser blanco ni negro, si no que nos movemos en una amplia gama de grises, existen personas que, por ejemplo, a pesar de los pesares, a pesar de circunstancias de gran gravedad en su vida, siguen transmitiendo, mediante su expresión facial, un mensaje que no corresponde con su background.

5 comentarios

Alejandro -

Que conste que ya estoy harto de encontrarme con esto de las caras, siempre que voy a tu blog con la esperanza de encontrar algo nuevo, ;)

Bueno, nos veremos dentro de poco, imagino. A ver qué tal va este nuevo curso.

Ah... aunque aún eres alumna (imagino que esto será así el segundo cuatrimestre, aunque nunca se sabe) he hecho una excepción y te he puesto en mi listado de blogs.

Un saludo

Alejandro

Gloria -

Jajajajaja,

ni me lo menciones! estoy llegando a unos niveles de estrés que, como se reflejen en los "rasgos faciales"... darán al traste con mis relaciones sociales!! :)

Un abrazo fuerte

Paloma -

Todo depende de si te miran a la cara antes o después del examen de Génesis... jeje ¿no crees?

Gloria -

Hola Paloma!

Sí, conozco el dicho y... me pregunto si, como pasa con tantos otros, no encierra algo de verdad. Quizá...

Un abrazo!

Paloma -

Vaya, Gloria.
¡Qué interesante! Ya sabes, que popularmente existe esa expresión de " La cara es el espejo del alma" pero como muy bien dices es mejor hacer caso de él con reservas.

Me gusta este curioso artículo.

Muchos besos.
Paloma