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El currículum... ¿hacia dónde vamos? II

El currículum... ¿hacia dónde vamos? II

PROBLEMAS DEL CURRÍCULUM Y SOLUCIONES PLANTEADAS

Partiendo de los capítulos de Andy Hargreaves "Los problemas del currículum" ("Una educación para el cambio. Reinventar la educación de los adolescentes") y de James A. Beane, "¿Cómo le va a la integración del currículum?" ("La integración del currículum. El diseño del núcleo de la educación democrática") me gustaría hacer una síntesis de los principales problemas del currículum y las posibles soluciones a éstos, basándonos en el concepto de "integración del currículum".

En el artículo de Hargreaves se expone la existencia de una crisis de la educación secundaria que implica una crisis social y que afecta tanto a los estudiantes, desmotivados, desvinculados del profesorado y deseosos de "terminar el trámite" que les supone asistir al instituto (provocando en muchos casos fracaso escolar y abandono de los estudios), como a los profesores, que se encuentran con problemáticas difíciles de solventar.

Parece ser que existe una insatisfacción general sobre el currículum, que sigue presentándose de una manera tradicional y sin conexión con la realidad, destacando el autor tres problemas que, a su juicio, éste tiene. A continuación los citaré, proponiendo lo que yo creo que podría hacerse para solucionarlos.

  • Problema de la pertinencia:
  • los estudiantes no se interesan por lo que se aprende en la escuela, despertando en mayor grado su curiosidad situaciones y hechos de la vida diaria.

¿Qué habría que hacer entonces? Quizá supusiera cambiar el currículum de arriba abajo o quizá no tenemos que hablar de tan "altas" medidas y cada profesor o profesora, en su aula, si tiene interés y pone empeño en ello, podría adaptar los currículums a su alumnado. Está más que probado que el alumnado se siente más motivado a aprender cuando los contenidos están relacionados con algo significativo para ellos, con algo cercano a su realidad, con algo aplicable y que realmente se encontrarán en su vida cotidiana, y no con conceptos o procedimientos abstractos que no llegan a su mundo. Así que... tenemos que concebir nuestras clases como un espacio en el que el alumnado aprenda cosas verdaderamente "útiles" y "con sentido" y no meros contenidos memorísticos desvinculados de la realidad.

  • Problema de la imaginación:
  • la imaginación es una herramienta que puede ayudar a los estudiantes a captar las estructuras básicas del pensamiento de una manera motivadora y significativa. Sin embargo, en la escuela este recurso no es frecuentemente usado.

Dadas las ventajas de esta herramienta habría que intentar, como fuera, incluirla en el aula. Es cierto que es a los niños más pequeños a los que este mundo mágico (podemos relacionarlo con su "pensamiento mágico") más atrae, pero creo que esta atracción por lo maravilloso y lo creativo no desaparece y que a todos, incluso a los adultos, nos provoca interés. Por ello, veo el uso de la imaginación como una estrategia ideal para ayudar en el desarrollo del pensamiento y la generación de ideas, influyendo positivamente en el proceso de aprendizaje.

 

  • Problema del desafío:
  • el aprendizaje, para conseguir un mejor rendimiento académico, debería estar rodeado de expectativas ambiciosas, pero... siempre factibles, pues unos objetivos demasiado altos y por ello inalcanzables causarían frustración y posible abandono de la tarea.

Parece que la problemática existente en los institutos y extrapolable a la sociedad es que los jóvenes, a menudo, no cuentan con desafíos significativos.

Me ha llamado mucho la atención el concepto de "flujo" definido por Csikzentmihalyi como "un estado de concentración tal que supone la inmersión absoluta en una actividad, y es el ingrediente necesario que garantiza una experiencia óptima y una calidad de vida". Según se deja ver esa necesidad de alcanzar experiencias de "flujo", no proporcionadas, por ejemplo, en el ámbito académico, podría provocar, en algunos casos, violencia o delincuencia juvenil como vía de escape y búsqueda de experiencias en las que sentirse inmerso.

Por esta última consideración veo aún más importante que se intenten ofrecer en la escuela secundaria retos significativos para el alumnado, que precisamente en esa edad requieren de actividades o temáticas que atraigan su atención para evitar, en una etapa tan confusa y compleja como es la adolescencia, que sus "esfuerzos" o "ilusiones" se desvíen a campos no recomendables.

Esta "crisis de la educación" y los tres problemas que parecen causarlos se centra en el ámbito educativo estadounidense, entorno del cual el autor proviene. Sin embargo, si al leer este capítulo me hubieran dicho que se está hablando del sistema educativo español, sin duda, me lo habría creído. Creo que en este ámbito estamos muy cerca unos de otros y que los problemas son los mismos: parece que hay aspectos en los que no somos tan diferentes, puede que sea debido a esta sociedad globalizada y mundial.

Antes de pasar a hablar de algunas prácticas de innovación que pueden responder a los problemas anteriormente mencionados, no me gustaría abandonar el capítulo de Hargreaves sin mencionar algunas pinceladas que el autor nos ofrece acerca de la problemática de un currículum aún basado en la asignatura.

En primer lugar, se menciona que existe una preocupación general de que los estudiantes no estén siendo correctamente preparados para acceder al mundo laboral.

Una de las causas es que se sigue trabajando alrededor de asignaturas muy desconectadas entre sí, y no por áreas amplias y trabajo interdisciplinario. Todo sigue girando alrededor de un "currículum muy académico", pudiendo destacar:

  • La formación del profesorado está demasiado orientada a la asignatura que impartirán, olvidando aspectos pedagógicos y transversalidad.
  • Existe una clara vinculación e identificación del profesorado con su asignatura, llegando a sentirse personalmente atacados cuando aspectos de su asignatura están siendo cuestionados.
  • Existe gran competitividad entre los diferentes departamentos, provocando rivalidad y nunca comunicación y colaboración.
  • Aún sigue existiendo discriminación de algunas asignaturas, existiendo las de "alto" rango (las ciencias por excelencia) y las de "bajo" rango (las "marías").
  • El currículum suele estar sobrecargado de contenidos ("máximos" en lugar de "mínimos") y en ocasiones presenta desorden e incoherencia.

Evidentemente algo habría que cambiar: tendríamos que dejar atrás ese currículum tan tradicional y académico para pasar a dar importancia a una enseñanza más global, interdisciplinar y significativa y menos sobrecargada en la que interesara más el bien común que el beneficio de cada asignatura o departamento particular.

Me gustaría a continuación tratar lo incluido en el artículo de Bean, que nos presenta el currículum integrado (también conocido como currículum democrático o currículum negociado), un currículum que va más allá de las relaciones entre diferentes disciplinas y cuya propuesta es que, en el aula, se parta de problemas elegidos por el alumnado y sea la disciplina la que ayude a proponer soluciones. En esta concepción los profesores deben trabajar en equipo, junto con los alumnos y alumnas.

Los defensores de este currículum destacan sus aspectos positivos, como son:

  • El fomento de la democracia (mediante agrupamiento heterogéneo, programación participativa y colaborativa) en torno a las preocupaciones del mundo en que vivimos.
  • Oferta de un contexto de aprendizaje significativo para el alumnado.
  • Extensión de los temas personales y sociales para conseguir una integración de los conocimientos...

Sin embargo, para muchas personas esta integración del currículum provoca recelo, miedo, pues su implantación supondría mucho cambios que generarían gran incertidumbre de futuro y plantearía tres dilemas fundamentales:

  • Lo que defiende este currículum, una programación que nace del profesorado y los alumnos en las aulas, supone un contraste con la tradición histórica de imponer los planteamientos curriculares desde arriba, de los burócratas. Preocupa que la flexibilidad del currículum suponga una libertad desmesurada, pero hay que tener en cuenta que las diferentes experiencias que se pudieran crear en diferentes aulas estarían todas sustentadas alrededor de un currículum general, es decir, que existiría un marco común y coordinación.
  • El currículum integrado implica, en gran medida, el despedirse de los paquetes curriculares y crear planes curriculares específicos para cada aula, lo que supone dar más autoridad y poder a los profesores y quitárselo a las instituciones que, hasta ahora, han tenido voz y voto sobre la educación. Los profesores tendrían más autonomía y comenzarían, por fin, a hacerse conscientes de ella y a emplearla.

Existe incertidumbre en algunos sectores de profesores, pues muchos se han acostumbrado a la seguridad de las propuestas didácticas, aunque el cambio a un currículum integrado no supondría que, de repente, no existiera ningún material en el que apoyarse al comenzar a trabajar.

  • Existe un temor a que el rendimiento académico del alumnado empeore, aunque si se analiza este miedo con detenimiento, se percibe que en lo que en realidad se tema no es lo que no se haría en este currículum, sino más bien lo que se haría (los valores que esta propuesta incluye: democracia, pensamiento crítico...), que probablemente sería difícil de aceptar en la escuela tradicional.

En mi opinión, estos dilemas que se plantean son, hasta cierto punto, comprensibles, porque el ser humano tiene una tendencia a temer los cambios en un ámbito porque esto supone la pérdida de control absoluto sobre algo anteriormente prefijado (dicen que "mejor malo conocido que bueno por conocer"). Sin embargo, me alegro de que existan personas que vean más allá, personas a las que no les de miedo equivocarse en un proceso cuyo fin es conseguir una mejora sustancial de algo tan importante como es la educación, que es realmente lo que forma a los ciudadanos que, más adelante, podrán ser capaces de seguir proponiendo mejoras.

Para terminar, Bean nos explica que actualmente hay pocos profesores que estén trabajando con la integración del currículum pura y dura, pero que cada vez hay más que incluyen en sus propuestas curriculares esta idea, por lo que el futuro parece prometedor en este ámbito.

Él se muestra motivado a seguir persiguiendo este sueño e ir aceptando en cierta medida la frustración de no alcanzar todo lo que se quiere. Me han encantado dos de sus frases:

"La integración curricular está entre las ideas que podrían ayudar a los jóvenes a tener las predisposiciones y destrezas que se necesitan para resolver los problemas sociales y mejorar la sociedad".

"Los jóvenes tienen derecho a ser inteligentes, a estar bien informados, a buscar el significado del mundo, a implicarse en cuestiones importantes, a realizar un auténtico trabajo, a saber todo lo que ocurre, a pensar críticamente, a formarse unos valores, a emitir juicios y a que se les respete."

En ellas se huelen ideales, convicciones firmes y la idea de que, con esfuerzo y trabajo común, la educación podría ser un "algo" maravilloso donde crear a personas tolerantes, comprometidas y críticas.

Tras hacer un repaso por este currículum integrado, está claro que su implantación y desarrollo requeriría de mucho esfuerzo (planificación, implementación, coordinación...), sin embargo yo creo que merece la pena: que lo que nos ofrecería compensaría con creces todo el tiempo, trabajo y quebraderos de cabeza a él dedicado.

Uniéndolo a los problemas del currículum planteados por Hargreaves, veo en el currículum integrado un espacio ideal desde el cual proponerles solución

 

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El problema de la pertinencia, el de la imaginación y el del reto... en un espacio tan flexible y democrático como lo es este, creo que podrían incluirse y trabajarse sin problemas y favorecer el mejor aprendizaje del alumnado.

Son precisamente los alumnos y alumnas los que, guiados por sus profesores y profesoras, irán eligiendo aquellos temas de mayor interés, lo que garantizará un aprendizaje significativo y un reto que les mueva a actuar. Además, como niños y niñas que son, en los que está tan presente la imaginación y la creatividad, sin duda, apoyarán la inclusión de ésta en todas las actividades que realicen.

Además, estoy segura de que el profesorado implicado en un currículum integrado, contará con la formación, motivación, amplia visión y ganas suficientes para incluir estos tres aspectos en sus clases, pues sabrán de su beneficio.

Tengo que mencionar que este último artículo, el de Bean... me encantó.

Cuando lo leí tuve una aproximación general al currículum integrado, un desconocido para mí, pudiendo conocer sus bases, sus puntos positivos (siempre según sus defensores, claro) y los dilemas sociales que su implementación supondría.

Pero lo que más me gustó fue la ilusión y fuerza que transmitía el autor, pues defendía que, a pesar de los pesares, a pesar de las dificultades, sus esfuerzos no serían en vano.

Es la parte más difícil cuando se inicia un proyecto: el principio, y hay que ser muy fuerte para que la desmotivación y frustración que aparecen cuando los esfuerzos en mejorar algo parecen infructuosos. Una vez que todo está en marcha, a la gente le cuesta menos adherirse pero... menos mal que existen personas que luchan por crear los cimientos de algo, aunque no sean ellos mismos, sino generaciones futuras, los que vean su fruto.

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