Soñando despierta...
Fueron siete días estupendos, que llegaron en el momento perfecto y que compartí con alguien muy especial.
Tras unas semanas de estudio y trabajo, y recién finalizados los cinco folios plagaditos de historia, me dispuse a hacer una maleta llena de ilusión y prisas.
Era un viaje bien planeado de antemano, tanto que... su silueta se había diluido en esa tiniebla que nos sobrevuela. Ese cúmulo de pensamientos que siempre se me amontonan, y que durante la temporada previa habían sido ordenados estratégicamente para no descuidar nada, me habían mantenido bien ocupada. Pero... el merecido premio esperaba.
Me subí al avión contenta y algo que para algunos habría resultado tedioso, el viaje de casi doce horas hasta Malvern, mágico lugar de la geografía británica, me pareció de lo más estimulante.
No se que me pasa con eso de "ir al extranjero" y, sobre todo, de verme sola e independiente (que no vulnerable) lejos de casa que... me vuelve loca. Fantaseo con los centenares de cosas que podrían acontecer y con los miles de lugares y personas que podría conocer. En mi casa... andan algo preocupados, porque disfrazado entre las muchas cosas que hablamos al día, siempre voy dejando caer el secreto vaticinio de que yo... viviré lejos.
Me encanta sentirme anónima entre mucha gente, como me pasó durante las dos horas que, en Paddington, estuve esperando mi tren. Mientras estuve sentada en una dura silla de la estación, no exagero si digo que miles de vidas me pasaron por delante. Historias diferentes, cuyos protagonistas parecían haber venido de los más dispares lugares del mundo para encontrarse y compartir un pedazo de su vida.
El paisaje del trayecto... verde verde, brillante bajo un inesperado sol, y la llegada a esa estación que, aunque a Helena, por rutina, ya le parecía tan común, pero a mí me pareció llena de encanto, estupenda.
Estar at Libby´s fue, para mí, un acontecimiento más del viaje. No puedo explicar con palabras todo lo que esa casa escondía, un museo que contenía desde las cosas más maravillosas hasta las más... “horteras” (creo que mostraba lo rico y heterogéneo de su dueña), pero para eso... me quedé con las fotos.
Un paseo al anochecer por el pueblo, un chocolate caliente para crear un ambiente de esperadísimas conversaciones plagadas de sueños irealizables y "ridículas" confesiones... Me sentía bien, lo necesitaba.
Visitas a Worcester ( en su pronunciación, obviously, no se incluye ni uno de los caracteres de los que la palabra contiene), Ledbury, Hereford... Un día en Cardiff, lo que me hizo, repentinamente :p, entrar en un nuevo país, una maravillosa jornada visitando Warwick Castle, donde nos trasladamos a una lejana época (complicadillo en nosotras lo de fantasear) pero con la fortuna de tener una cámara con la que reflejar cada instante, una tarde en una Birmingham llena de canales (sorpresa!) y por último... Londres, donde el tiempo nos cundió mucho para unas cosas pero... no tanto para otras... ejem... jajaja.
Con los detalles de esos días... sólo me quedo yo, pero decir que... fue genial el reencuentro con esa amiga “con la que hablar durante horas”, y más aún en el contexto en el que nos encontramos.
Y fue genial también... eso, estar fuera. Desconectar. Sentirte tan lejos de todo y con tantas ganas de todo, pero a la vez... sabiendo de donde vienes.
Siendo consciente de la inmensidad de todo, de nuestra relatividad, de las posibilidades... Fue allí también donde muchísimos temas “trascendentales” y serios planteamientos pasaron por mi cabeza, momentos buenos para haber tenido un cuadernito de notas...
Aún así, iré desgranando...
5 comentarios
Helena -
No, hombre, no... tu selecto club de sectores puede quedarse tranquilo... existo! soy yo! Helena soy yo!! aunque... bueno... tampoco somos tan amigas...
:P :P :P :P
Gloria -
no sabes cuánto me alegro de que, por fin, te decidas a escribirme.
Intuyo que los pocos (aunque selectos...:) ) lectores de mi blog estaban llegando a pensar que esa amiga a la que mencionaba en ocasiones era tan solo... una ficción más! jajaja.
Por supuesto que siempre habrá un sitio al que volver. Para tí y para todos, por eso yo creo que nos atrae tanto lo de volar lejos, porque sabemos que... nunca nos quedaremos sin "nido".
Queda menos para ese chocolate...
(ah! ese cuadro rojo al principio del artículo intentaba ser tu inestimable obra de arte en Warwick)
Un beso enorme.
Helena -
Fue una semana muy especial, si, y que no podía ser con nadie más que contigo!! No solo por la de sitios y rincones que exploramos, sino por todas esas conversaciones plagadas de sueños ¿i?realizables y rídiculas confesiones que dices, y que solo otra "cabecita loca" (como dice mi señora madre) puede entender...
Ya estoy deseando el momento del próximo paseo y chocolate caliente! Esta vez en casa y con esa sensación que da el volver desde un lugar lejano después de una temporada, esa sensación que saber que... por muy libre que vueles, por muy lejos que vayas... siempre habrá un sitio al que puedas volver y ser recibida con los brazos abiertos. Esa sensación también es impagable...
un besin!!
Gloria -
ese es uno de mis escondidos objetivos. Labrarme un futuro en el que pueda convertir ese afán por conocer otros lugares en parte de mi trabajo... quizá porque a veces la pena de contemplar un futuro lejos de todo asusta, quizá porque un sólo lugar no basta, y querrías disfrutar de todos.
Me alegro mucho, Alejandro, de que, para tí, sea posible.
Supongo que lo complejo no siempre es inalcanzable... verdad?
Yo... también me alegro de volver a escribir, jeje. No se cómo había olvidado, entre tanto ajetreo, este "placer" de ir desgranando...
Alejandro -
Estoy enzarzado en la escritura de un capítulo sobre aprendizaje colaborativo y experiencial, y me he escapado por un momento.
Genial que vuelvas a escribir.
Creo que entiendo bien de lo que hablas aquí, yo también he sentido esa sensación única cuando se está lejos de todo, viajando y sintiéndose tan vivo ante tantas novedades. Mi reto es tratar de vivir eso en la cotidianidad, qué complejo y posible al mismo tiempo.
Me has recordado el poco tiempo que pasé en Inglaterra, casi dos meses, a principios de 2004.
Me alegro de que vuelvas a escribir.
Alejandro