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Psicología de la Infancia y de la Adolescencia

Inferencias, inferencias, inferencias...

Inferencias, inferencias, inferencias...

Cuando hacemos inferencias estamos dando una evidencia a nuestros juicios: estamos razonando.

Hemos visto que existen tres tipos de inferencias. Las más conocidas por todos serían:

- La deducción: partimos de una regla general para aplicarla a un caso particular y concreto.

- La inducción: partiendo de ejemplos o situaciones concretas, generalizamos y creamos una regla aplicable al resto de casos similares.

Y por último, un gran descubrimiento, algo que podíamos intuir, de algún modo, que nuestra mente realizaba durante la vida cotidiana pero a lo que no habíamos dado nombre y nos resultaba difícil identificar.

- La abducción: ¡la abducción se basa en el proceso de hacer hipótesis y comprobarlas! desde luego, es un concepto que abre muchas más posibilidades y en el que la creatividad juega un papel fundamental, pues observamos las cosas desde una perspectiva diferente a la "habitual".

Según Aristóteles, este silogismo implicaría que "la premisa mayor es considerada cierta mientras que la premisa menor es solo probable = "la conclusión a la que se puede llegar tiene el mismo grado de probabilidad que la premisa menor" (en nomenclatura lógica diríamos: explicación de "q" mediante "p" considerando a "p" como hipótesis explicativa).

Peirce, que también llama a la abducción hipótesis, habla del "musement": un momento más instintivo que racional en el que hay un flujo de ideas, hasta que de pronto se ilumina la sugerencia.

Umberto Eco identifica el razonar abductivo con el "razonar del detective": se relacionan indicios dentro de una hipótesis explicativa válida.

Por último, según Cintia Rodríguez, una abducción no nos indica nada con certeza, sino que nos dice que algo puede ser, "solamente suponemos que puede ser así".

La abducción es un razonamiento que parte del efecto para llegar a la causa, proporciona ideas nuevas, al contrario de la deducción, que parte de una ley para llegar a unas conclusiones, y de la inducción, que "infiere a partir de una serie de hechos, otra serie de hechos similares".

Toda abducción requiere un proceso de creación que sólo puede surgir como consecuencia de la aplicación de una regla, pero con la sola regla no basta y por ahí es por donde se convierte en un razonamiento creativo.

Personalmente, me resultó de gran utilidad el ejemplo propuesto en clase para entender lo que es la abducción y para distinguirla del otro tipo de inferencias, ya conocidas, deducción e inducción. Me gustaría citar el ejemplo.

-Regla: "Todos los alumnos de Psicología de la Infancia y de la Adolescencia" son inteligentes".

-Caso: "El alumno X de la Facultad de Documentación es inteligente".

-Inferencia: "El alumno X es alumno de Psicología de la Infancia y de la Adolescencia".

Así, vemos como el proceso de abducción, como ya ha sido mencionado, necesita, para su existencia, de la creatividad en los procesos de inferencia, de la suposición, de la especulación, de la hipótesis. Esas hipótesis deben comprobarse, y según el resultado de su comprobación, se podrán ir creando leyes y teorías.

Es precisamente eso lo que hacen los niños pequeños: como el bebé no tiene modelos previos a través de los cuales inferir, es necesario que use la abducción: usará la acción para realizar descubrimientos a partir de los cuales ir creando sus primeros modelos, que serán base de posteriores inferencias que ya se encontrará en posición de hacer.

Aunque en un principio resultó complicado entender el texto de Cintia Rodriguez, aunque en un principio todos nos preguntáramos qué sería la dichosa "abducción"... debo decir que lo que al principio me pareció una teoría pura y dura difícil de "coger por ningún lado" ha resultado, afortunadamente, muy útil para aplicar al tema que nos ocupaba en aquel momento: la infancia y la creación de los primeros razonamientos por parte de los bebés.

Para terminar y reflexionar... una frase dicha en clase: "Hasta ahora la enseñanza se ha basado más en la resolución de respuestas que en el fomento de preguntas".

El apego

El apego

Muy interesante la actividad que realizamos en el aula para introducir la temática del "Apego". Mediante un simple "juego" comenzamos a percatarnos de la existencia de las relaciones especiales de tipo afectivo que tenemos con gente de nuestro alrededor y los distintos ámbitos de la vida en que requerimos de unas o de otras según nuestras necesidades o el tipo de vínculos establecidos con ellas.

Mi básica noción del apego se había basado en una introducción sobre esto principalmente en el ámbito infantil: conducta desarrollada por el niño o la niña hacia su madre principalmente (aunque creo que habría que matizar esto y evitar generalizaciones: considero que esta "relación especial y dependiente" podría establecerse también con otra persona, por ejemplo el padre).

Sin embargo, es curioso reflexionar sobre el hecho de que, esas conductas de apego de la infancia, además de influir en nuestro desarrollo futuro como personas, seguirán estando ahí, presentes, durante toda nuestra vida, pues han creado lazos muy fuertes que, aunque de una manera distinta a cuando éramos pequeños, nos vinculan con otras personas de nuestro entorno.

Internet cambia nuestra forma de leer... ¿y de pensar?

Internet cambia nuestra forma de leer... ¿y de pensar?

Internet is in the air!

 

Atrae cada vez a más gente y... entre ellas estoy yo.

 

Me parece una herramienta con tal abanico de posibilidades que... “asusta”: puedes buscar información del tema más remoto posible, saber lo que pasa en cualquier lugar del mundo cada minuto, conocer a gente a la que, de otro modo, te sería imposible conocer, sentirte más cerca del hogar al ver la sonriente cara de tu familia en la pantalla del ordenador cuando estás muy lejos, organizar un viaje relámpago a Praga en media hora, descargar todo tipo de archivos (libros, música, vídeo, fotografías...), comprar el artilugio más insospechado, hacer operaciones bancarias, ser un jugador en red de tu pasatiempo favorito...

 

No es difícil imaginar la cara que pondrían nuestros bisabuelos si pudieran contemplar, tan solo durante un minuto, el “mundo” creado dentro de ese cuadro de cristal.

 

Reconozco su gran utilidad y el amplio universo que nos ofrece pero... quizá me asusta un poco la frase de Raymond Kurzweil: “Nuestros cerebros advierten de que no necesitan un esfuerzo mental (y neuronal) a aquellas tareas que podemos dejar a las máquinas”. Por supuesto, estoy a favor de la tecnología y de la ayuda que puede proporcionar al hombre, haciendo su vida más fácil y dotándola de mayor número de herramientas, pero me parece triste también lo que postula Nicholas G. Carr: “Creo que la mayor amenaza es su potencial para disminuir nuestra capacidad de concentración, reflexión y contemplación”. Evidentemente, en el texto se nos están ofreciendo dos posturas completamente enfrentadas y no deberíamos dejarnos “engañar” por ninguna de las dos (“nada es blanco o negro”) sin aportar nuestro granito de arena personal, pero es cierto que las opiniones de expertos (que por algo lo son y creo que sus ideas deben ser tenidas en cuenta) incluidas en el artículo, son una base a tener en cuenta para comenzar la reflexión.

 

No soy psicóloga, no soy científica, por lo que no puedo ofrecer evidencias fiables en las que basar mis juicios, pero sí que creo que el uso creciente de Internet (dudo que en unas décadas en el mundo desarrollado exista alguien que no sepa manejar esta herramienta) tiene por fuerza que influir, de algún modo, a sus usuarios.

 

En el artículo se plantean, en concreto, los cambios cognitivos que el uso de Internet puede producir en las personas. Se parte de la premisa de que Internet puede cambiar la forma de leer y que esto, en consecuencia, puede implicar un cambio en la forma de pensar del ser humano.

 

¿Es cierto? ¿Nuestro cerebro y su funcionamiento está cambiando (y además un cambio sin precedentes, “súbito”, como se menciona) por nuestra mayor asiduidad al mundo virtual? ¿Aprenderá la nueva estructura en que la información es presentada?

Puede ser, estoy de acuerdo, por propia experiencia, en que por ejemplo, mi forma de leer en la red es completamente distinta a mi forma de leer un libro tumbada en la cama: me encuentro con tal cantidad de información, con tantas posibilidades, con tantas “pestañas” en las que cliquear y tantas cosas que querer hacer, ver y saber  en un mismo momento que... de alguna manera “pierdo el rumbo” y me abstraigo, me olvido de mi objetivo primero al comenzar una sesión virtual y mi mente vaga de aquí para allá. Esto me remite a la “desorientación” que Carr dice padecer.

 

Así, reconozco la posibilidad de que estén surgiendo “nuevas formas de lectura” que, aunque pueden ser útiles en el contexto en que las usamos, no deberían conducirnos, en mi opinión, a la pérdida de claridad mental, a la pérdida del trabajo intelectual que solemos desempeñar cuando leemos “un libro tradicional”: establecimiento de asociaciones, extracción de conclusiones, creación de ideas propias...

 

Es que si el ser humano va olvidando el don que se le ha concedido a él y exclusivamente a él... el de razonar por sí mismo y no a través de “máquinas”... quizá acabemos convirtiéndonos en una herramienta más.

 

Bebés como usuarios de herramientas

Bebés como usuarios de herramientas

Tras ver el vídeo y tras discutir con los compañeros en dos sesiones se nos introdujo en el campo de las herramientas y su uso y es de eso de lo que me gustaría hablar.

 

“El objeto no está separado de su uso, que viene determinado por el contexto o cultura donde, por convención, se ha decidido”.

Esto me hizo recordar algo que estudié en Lingüística. Una teoría nos hablaba de la arbitrariedad del lenguaje: el que un “pájaro” sea referido como tal en castellano es algo que, los hombres, el ser humano, por propia iniciativa, eligió en un momento de la historia y, ese sonido fónico y esa grafía relacionada con un “algo” determinando se ha ido perpetuando y adquiriendo “validez universal” a lo largo del tiempo, ayudado por el pasar de las generaciones.

Yo creo que algo parecido es lo que se quiso dejar ver en clase con respecto a las herramientas y su uso social y contextualizado.

Para el niño, desde que nace, es posible avanzar en unos aprendizajes por sí mismo (parte del desarrollo motor primario se produce a partir de experiencias individuales de ensayo y error) pero... hay que darse cuenta de que muchos del resto de aprendizajes se realizarán en base a un contexto, a unas normas sociales, a unas convenciones que los adultos ya conocen y, por esto, serán ellos los encargados de ayudar y guiar al niño en ese proceso (concepto de “mediador”).

 

Cuando profundizas en algo sorprende ver la “miga” que le puedes sacar y, tras las sesiones, fue mucho más claro entender el esquema en la pizarra (P, I V, S, O, M): Piaget y Vygotsky nos ofrecen dos visiones del desarrollo y, en nuestros razonamientos, fuimos pasando de uno a otro, de una concepción del desarrollo como fundamentalmente biológico a una concepción del desarrollo como compendio de lo fisiológico y de lo social.

"Fresas salvajes", un acercamiento a la vejez

"Fresas salvajes", un acercamiento a la vejez

Una vez que ya he explorado “Las reflexiones sobre el ciclo de vida del doctor Borg”, escrito por Erikson y una vez que ya se ha debatido ampliamente en clase, con otros compañeros, acerca de la película (su significado, sus posibles implicaciones, su simbología...) me veo con una visión muchísimo más amplia que la que tuve al terminar de ver el film en clase, cuando incluso creí que la última imagen mostrada no era el fin de ésta, si no que había algo más, quizá una secuela.

Es curioso cómo a veces vemos algo y nos quedamos “tan panchos”, sin darle más vueltas a la cabeza y cómo, después de leer sobre ello, reflexionar y comentarlo con personas que cuentan con diferentes perspectivas, nos percatamos de miles de detalles que pasaron desapercibidos.

Sí, en “Fresas salvajes” se nos muestra el camino metafórico del Doctor Borg hacia su cercana muerte.
Es un camino situado en dos planos:
-Realmente nuestro protagonista se desplaza a un lugar físico, a Lund (lugar donde se producirá un acto que, de alguna manera, además del cierre de una larga vida profesional puede suponer quizá también, el broche a una vida terrenal) y durante ese viaje le ocurren determinados acontecimientos (muy relacionados con el viaje mental que cito a continuación: diferentes personajes de diferentes edades podrían estar ayudándole a rememorar sus diferentes etapas).
-También ese viaje supone un recorrido mental (mediante sueños y recuerdos) por las diferentes fases de su desarrollo, desde la infancia hasta su edad actual.

Me parece interesante, aunque como digo al principio no capté ni la mitad de alusiones y relaciones de significados patentes en la película, como se representa la última de las crisis que, según Erikson, una persona supera: un barrido rápido a su vida que, aunque sea triste, parece no darle una idea demasiado satisfactoria de sus años pasados y de sus comportamientos con la gente que, supuestamente, quería.

Es Marianne, personaje clave en la película, que acompaña al protagonista de principio a fin, el personaje que más me ha gustado, pues parece ser la que le “provoca”, la única que, tras una larga vida, parece no tener miedo ni reparo en decirle lo que piensa y la que quizá le ayuda a proseguir esa tarea de “integración” que ha comenzado a llevar a cabo.

Por último, con respecto a la intriga que ha causado el título, “Fresas salvajes”, parece que cuento por fin con una explicación que me satisface. Como dice Erikson, las fresas silvestres, desparramadas por el suelo, pueden relacionarse con una de las etapas de la vida: la adultez joven, la búsqueda de la intimidad. Es en esa escena cuando Sara, la prometida de Isak, se intenta negar ante la evidente atracción física que siente por el hermano de éste y, cuando al fin “cae en la tentación”, esto supone la ruptura definitiva con ese Isak tan enigmático para ella: tan recto, tan religioso, tan falto de pasión. Esas fresas salvajes hacen referencia a uno de los estadios del desarrollo, “Intimidad” VS “Aislamiento” (incluso “Identidad VS Difusión de Identidad”) que el pobre Isak no superó adecuadamente y que, unida a los anteriores estadios que probablemente, tampoco superó, conducen al posterior desarrollo de su vida tal y como fue.

Cambio, desarrollo; desarrollo, cambio...

Cambio, desarrollo; desarrollo, cambio...

 

“El desarrollo suele producirse por un cambio, pero... no todo cambio supone un desarrollo”.

 

Algo planteado en clase y que yo creo que a más de uno nos dejó pensando. ¿En qué se diferencian cambio y desarrollo? ¿Por qué no todos los cambios suponen un desarrollo? ¿Se considera desarrollo solo a aquello que nos hace “crecer” o “avanzar” personalmente o... también a aquello que nos hace “retroceder”?

 

Creo que nunca dejamos de desarrollarnos, y que no dejaremos de hacerlo hasta que nos llegue “la hora” pero, y aunque se que es complicado, me gustaría “medir”, “observar”, poder darme cuenta de cómo me desarrollo, de cuándo me desarrollo, ¿o es que lo hago a cada segundo, por lo que es imposible “capturar” el momento?

 

Si hay alguien que quiera ofrecer su opinión... adelante!

Los primeros pasos

Los primeros pasos

 

Nunca sabes muy bien qué te espera cuando comienzas algo nuevo: puedes estar horas imaginando, suponiendo, divagando pero... lo curioso es que la realidad, al final, casi siempre suele sorprenderte y te ofrece algo diferente a lo que tenías en mente. La universidad, y en este caso Psicopedagogía, para mí no ha sido una excepción. Me alegro de no haber escuchado a las sirenas que querían hacerme naufragar, porque...si no... no estaría aquí.

 

Sobre esta asignatura en concreto, “Psicología de la Infancia y la Adolescencia”, decir que tengo buenas expectativas, porque combina dos cosas que me gustan mucho: la Psicología, disciplina que me habría gustado estudiar, y una franja de edad cercana a mí, no solo porque haya trabajado y trabaje con niños, si no porque... casi, casi, o todavía, puedo ver la plena adolescencia si giro la cabeza a un lado.

 

La primera clase, y lo que hicimos en ella, representación, en un papel, de lo que cada uno consideraba su desarrollo, me pareció muy interesante y un buen comienzo. Al principio... todos parecíamos un poco perdidos, desconcertados (con haber mirado nuestros rostros habría bastado) pero... poco a poco resultó que la creatividad salió a flote y disfruté mucho viendo las diferentes “obras” de los compañeros, que sirvieron para intuir la manera en que cada uno veía su vida, lo que había pasado en ella y lo que preveía que pasaría: una escalera? una montaña? una rosa de los vientos? un parte meteorológico? un camino?

 

En fin... sigamos avanzando por el camino.