Lo siento, no he podido evitar rescatar este artículo del blog de una amiga.
http://www.20minutos.es/noticia/437014/0/romanticas/relacion/amorosa/
Se critica a las típicas comedias románticas:
"...pueden estropear una relación amorosa porque colocan el listón muy alto en materia de expectativas..."
"... argumentos muy poco plausibles y finales felices altamente improbables, transmiten una falsa sensación de "relaciones perfectas"..."
"La idea de que es necesario invertir tiempo y energía en una relación no es precisamente popular entre los cineastas."
En definitiva... estos films nos venden... ideales, y como he leído hace poco... los ideales son inalcanzables (mecachis! ¿seguro...?). En realidad... en lo más profundo de nosotros, sabemos esto, pero... muy a menudo nos dejamos engatusar. Es cierto que viendo estas películas, y yo me incluyo, llego a creerme que estas cosas pasan de verdad y... lo más curioso es que pasan, sí señor, y que pueden parecer tan bonitas o más que los idilios protagonizados por nuestra Julia Roberts, pero... lo que no se muestra en las películas es el "después", el "día a día"...
Como dice mi amiga, acaban en beso. Pero... ¿y después qué? ¿qué pasa entonces? ¿se vive una eterna "luna de miel"? ¿el corazón se te acelera de por vida cada vez que estás con el otro? Yo me permito ponerlo en duda.
Después de las mariposas en el estómago, después del deslumbramiento... se requiere... dar más: colaboración, empatía, confianza, mucha paciencia, fuerza, la disposición a realizar concesiones... y eso no lo sueles ver en las películas, sino que se vive en carne propia. Dicho así, quizá las "exigencias" no parezcan muchas, y quizá no lo son, pero debemos estar dispuestos a ofrecerlo.
Y es que... estamos demasiado bombardeados, lo hablaba hace unas semanas con un amigo: queremos tener éxito profesionalmente, cuidarnos y estar guapos, tener una relación emocional estable y... perfecta, una vida social repleta y una familia encantadora. Eso es lo que los medios de comunicación venden y eso es lo que provoca que mucha gente se frustre al darse cuenta de que su vida no se acerca ni mínimamente a lo que la pantalla trae a los hogares.´
Así, no es de extrañar la aparición de crisis emocionales, crisis de identidad... y ahora viene mi pregunta ¿dónde está el límite entre ese "ideal" que puede instalarse en nuestras cabezas y esa "realidad", más o menos ambiciosa, que cada uno quiere para sí?