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Gloria

El "duelo" en el niño

El "duelo" en el niño

El texto "Duelo y rituales en terapia de familia: una aportación desde la psicología evolutiva" me ha resultado tremendamente interesante, tanto para tener una perspectiva general de los procesos de duelo (leyendo los diferentes tipos he podido identificar ahora algunas de las actitudes que he observado en varias personas ante la pérdida de un ser querido, así como las mías propias) como para, centrándonos en la infancia, entender las diferentes concepciones que de la muerte va teniendo el niño durante las diferentes etapas de desarrollo, y descubrir la utilidad del "ritual" como método de intervención en los procesos de duelo de éstos.

A continuación, ofrezco una síntesis de lo incluido en el artículo:

EL CONCEPTO DE MUERTE

El concepto de "muerte" atraviesa tres etapas durante la infancia:

- Niños de 3 a 5 años: se concibe la muerte como un fenómeno temporal, por lo que se espera que la persona "perdida" regrese. Al no hacerlo, se sienten dolidos.

- Niños de 5 a 7 años: se concibe la muerte como una persona. Se sienten fascinados por todos los ritos que rodean los funerales y creen que se puede luchar contra la muerte mediante un tipo de magia poderosa, por lo que existen personas que pueden evitarla (sus profesores, sus padres, los niños...).

- Al llegar a los 9 años: el niño ya es consciente de que la muerte es un proceso permanente e irreversible.

El concepto de "muerte" que un niño desarrolla puede depender de:

- Su nivel de maduración (edad y estadio de desarrollo).

- El factor experiencia (previas situaciones de relación con la muerte de familiares, mascotas...).

- Las transmisiones sociales (cómo la sociedad, la cultura o la familia explica lo que es la muerte).

La concepción madura del concepto de "muerte" debería reunir las siguientes características:

- Irreversibilidad: comprender que aquel que muere no volverá a vivir.

- Cese: comprender que cuando una persona muere, se detiene su funcionamiento biológico, sensitivo, emotivo y cognitivo.

- Causalidad: comprensión de las razones objetivas que han terminado con la vida de alguien.

- Inevitabilidad: comprender que la muerte es un hecho universal, que a todos nos llegará.

EL DUELO

Los niños, como los adultos, deben efectuar "trabajos de duelo" en el caso de que pierdan a algún ser querido. Estos procesos  serán necesarios para la adaptación posterior a las pérdidas durante el resto del ciclo vital.

Según Kübler-Ross y Bowlby existen las siguientes fases en el "proceso de duelo normal":

- Negación: la persona no cree que, efectivamente, un ser querido haya muerto. En este primer momento, parece no manifestar ninguna reacción emocional.

- Cólera o ira: se produce un sentimiento de rabia contra tercceros, culpándoles de su muerte (referencia a médicos, a Dios...). Se produce una fase de anhelo y búsqueda desesperada de la persona perdida.

- Negociación: se intenta pactar con médicos o seres sobrenaturales la recuperación del ser querido a cambio de algo.

- Desorganización y desesperanza: tras las etapas anteriores, se es consciente de la muerte. Aparece la tristeza y se necesita de un apoyo. Cuanto más se tarde en atravesar esta fase, mayor riesgo de padecer una patología existirá.

- Aceptación o reorganización: al fin, uno se conciencia, de forma serena y relajada, de la muerte.

Duelo patológico: cuando se produce un estancamiento del individuo debido a la muerte de un ser querido.

- Duelo inhibido o "ausencia prolongada de aflicción consciente": la persona no expresa sus emociones, mostrando un gran autocontrol y somatizando sus sentimientos.

- Duelo aplazado: la persona tarda un tiempo en mostrar su aflicción.

- Duelo crónico: estancamiento en las fases de "anhelo y búsqueda" y "desorganización y desesperanza". Se reacciona de forma demasiado intensa al duelo, manteniéndose durante un periodo mayor al normal. Aparecen reproches y frustraciones que impiden que el individuo se plantee reorganizar su vida.

     - Momificación: el que sobrevive manteiene el mismo orden en el hogar, las mismas activiades diarias, los mismos estilos de vida...

     - Memorialización: alusiones constantes al fallecido, recordando muy a menudo el pasado.

- Idealización: se recuerdan únicamente los aspectos positivos del fallecito, pudiendo ser esta acción dañina para los que viven alrededor debido a las posibles comparaciones.

- Identificación: el familiar que sobrevive actúa como si fuesse el que se ha marchado, adoptando sus gustos, aficiones o pensamientos.

- Euforia: no reconocimiento de la pérdida del ser querido, llegando a aceptarse la muerte incluso como algo gratificante.

RITUALES PARA EL TRABAJO DE DUELO

Este tipo de procesos son bastante adecuados para trabajar los procesos de duelo en el caso de los niños preoperacionales ya que la eficacia del ritual se incrementa por su mayor predisposición que los adultos a las formas de lógica más primitivas.

El pensamiento mágico, el animismo y el artificialismo ayudan a la consideración del "ritual mágico" como un modo de expresión natural de la lógica preoperacional.

Principales rasgos de los rituales en niños:

- El ritual proporciona sensación de dominio: el niño controla un problema ante el que anteriormente se sentía impotente y desbordado.

- El ritual permite boquear las soluciones fracasadas anteriores que el niño y/o los miembros de su familia habían dado a los problemas.

- Los niños usan la  lógica preoperacional y las construcciones causales "si... entonces"  isomórfica a la construcción mágica disfuncional del niño en la que se ha encuadrado y perpetuado el problema.

- En los rituales se emplean objetos mediadores que estimulan a la actividad para la resolución del problema.

- El uso del ritual se da en un contexto más amplio donde se producen otro tipo de intervenciones, que pueden llegar a incluir a toda la familia.

Intervención en el duelo del niño:

- En la fase de shock: es útil traer al presente los sentimientos (tanto positivos como negativos) en el contexto difunto-niño-familia. La familia tendría que actuar como modelo para que el niño se vea con la libertad y confianza suficiente para canalizar sus sentimientos sin temer el posible desbordamiento.

- En la fase de cólera: la agresividad del niño se puede descargar a través de un objeto mediador. La familia debería transmitir serenida, aunque no implica la represión de las manifestaciones de dolor, que son naturales.

- En la fase de negociación: se puede conservar un objeto simbólico que represente la posibilidad de conservar algo del fallecido (un "consuelo").

- En la fase de desorganización y depresión: es muy útil que se siga un ritual en el que se distribuyan los nuevos roles en el contexto familiar tras la muerte del fallecido. De ese modo, el niño se sentirá más seguro.

Por último, me gustaría señalar que me ha resultado de gran utilidad la inclusión de un ejemplo de intervención ("el caso M") en el proceso de duelo de un niño. Se ha visto, paso por paso, las diferentes estrategias adoptadas por la especialista, así como la colaboración de la madre en el proceso de integración del suceso.

Ojalá contáramos con más documentos de este tipo, en el que se ofrece el seguimiento de un caso, desde el planteamiento del problema hasta la solución, pasando por las diferentes técnicas usadas durante el proceso.

Creo que, como futura psicopedagoga, ofrecería una riqueza procedente de la experiencia muy útil para nuestro futuro trabajo.

2 comentarios

Gloria -

Ok Alejandro,

gracias por tener en cuenta lo que te comentaba de los casos.
Se que estamos recién empezando la carrera, pero... dos años me parecen poco tiempo, muy poco, y aunque se que queda mucho por recorrer me pregunto si, cuando termine, estaré lo suficientemente formada para enfrentarme a la vida laboral, aunque también me gustaría estudiar más. De ahí que los casos prácticos sean una manera, a mi modo de ver, de imaginarnos como puede ser una futura realidad.

Gracias y... un saludo!

Alejandro -

Hola

Tendré en cuenta lo que dices de los casos. Yo sobre todo tengo experiencia trabajando con adolescentes, jóvenes adultos y adultos. No tanto con niños. A ver qué puedo hacer al respecto...

Muchas veces no se trata tanto de tener técnicas como de COMPRENDER qué ocurre, y verificar dicha comprensión (en vez de imponerla, como suele ser muchas veces el caso). Describir qué ocurre, comprender por qué ocurre y entonces pensar cómo resultaría más útil intervenir. Eso requiere generalmente un trabajo de exploración bastante importante, mucho más complejo que le mera aplicación de una técnica.

Espero que podamos profundizar en esto. Genial que hayas podido leer el artículo, es la primera vez que lo uso en esta asignatura.

Un saludo

Alejandro