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PERSONAL

Carta a Jorge: la verdad desnuda

Carta a Jorge: la verdad desnuda

Querido Jorge,

 

comienzo esta carta con un nudo en el pecho, con una presión que no me deja respirar, con una angustia difícil de describir pero que no impide que me siente a escribirte.

 

Me gustaría decirte, con respecto a la otra noche, que... “esto es sólo un juego para mí, una tésis”, pero... ya no sé si es cierto. A veces hay que ser valiente y actuar, a veces hay que ser valiente y hablar, a veces hay que ser valiente y... escribir, como estoy haciendo yo ahora, aunque llevemos mucho tiempo convenciéndonos de que no seremos capaces.

 

Para mí esa vida virtual en la que yo era Nada Blue y nadie me conocía, en la que podía empezar de nuevo, en la que podía construirme desde abajo, siguiendo esa imagen ideal que todos tenemos en mente, en la que podía encontrar (reales o no) pensamientos cercanos a los míos... comenzó como un juego y se convirtió en un sueño que, en cuanto podía, acercaba a mi realidad para olvidar las cosas que, ahora que puedo contemplarlas con perspectiva... no me satisfacían.

 

No sabes lo que me duele decir esto a la persona que ha supuesto para mí el descubrimiento de la complicidad de las miradas, del significado de un disimulado roce, del poder de un guiño o de la calidez de una sonrisa a medias. Precisamente, y tras decirte esto, dudarás de mi sinceridad y gritarás, querrás tirar el ordenador en el que estás leyendo estas palabras y te prometerás no volver a verme.

 

Sin embargo... y aunque sé que será muy difícil, te pido que llores, sí, que liberes tu rabia y me jures odio eterno, pero que después... te sientes, y con el cansancio y el dolor de cuerpo que nos dan estos momentos... cierres los ojos, me imagines y recuerdes todos y cada uno de los mágicos momentos que hemos compartido. Con esto no quiero ser cruel, sólo quiero que te plantees si sería mejor no habernos conocido para evitar este sufrimiento o si, por el contrario, tenemos que sentirnos afortunados por los encuentros, más o menos próximos, más o menos largos, más o menos intensos, que vamos experimentando en la vida...

 

Para mí tú has sido eso: uno de los encuentros más intensos y felices que he experimentado. Pero por sinceridad y por ese respeto que me  reclamas, lo que no puedo hacer es prolongarlo y que se convierta en un infierno, que desmerezca lo vivido y nos convierta en enemigos a la sombra... Eso nunca.

 

Sólo quiero que sepas que un muñeco no era ni será nunca mejor que una persona, que como bien dices el calor de unos labios o la calidez de un abrazo no podrán ser sustituidos por una imagen en pantalla... creo que digo esto para que veas que, en medio de esta locura que intuyo crees que te rodea... aún queda algo de cordura.

 

Sé que no va a ser ahora, ni mañana, quizá tampoco el mes que viene, porque aunque sea un tópico... es el tiempo, entre otras cosas, lo que cura las heridas, pero espero que... esas diferencias que nos resultaban atractivas y que un día nos unieron como pareja, aunque ahora nos separen, puedan volver  a alinearse para dar paso a una de esas amistades que unen a los que tan bien se conocen...

 

El último beso, aunque el más tierno, para ti.

 

Laura.

Jugando a ser... ¿otra?

Jugando a ser... ¿otra?

Me llamo Laura y tengo veinticinco años.

 

También me llamo Nada Blue.

 

Desde hace dos años vivo con Jorge, mi novio.

Somos tan... diferentes. Es cierto que quizá yo pienso demasiado, analizo cada nimiedad, pero él es... tan... físico, tan... llano, tan...

 

Yo eso siempre lo he sabido, aunque quizá al principio esa envolvente sensación que surge cuando te enamoras  hacía que no le diera importancia, que lo tolerara sin problemas, que incluso llegara a considerarlo... gracioso.

 

Ahora ya no. Ya no sonrío condescendiente cuando nuestras opuestas mentalidades se enfrentan. Ahora... me enfado, me frustro, me siento decepcionada, incomprendida, perdida, triste... tan triste como cuando prevés el final de algo...

 

Últimamente discutimos mucho, sobre todo desde que me he convertido en Nada. Para él eso es el problema. Para mí... es algo mucho más profundo.

 

Me siento juzgada desde un nivel que no comparto.

Me pregunto cuáles son los cristales a través de los que Jorge me mira, me encantaría saber cuál es la percepción exacta que tiene de mí. Yo... ya no sé la que tengo de él.

 

A veces me siento atrapada, asfixiada y tengo miedo de no saber salir de aquí, de perder las alas, de conformarme y estancarme por una especie de lealtad cultivada durante demasiado tiempo. Cuando me meto en la ducha, cierro los ojos y dejo que el agua resbale tibia sobre mi espalda... allí  me permito fantasear con otra vida, una nueva, sin pasado ni compromisos, donde experimentar decenas de cosas nuevas, conocer decenas de personas nuevas y... crecer.

 

Otras veces me digo que tengo que bajar de las nubes y disfrutar de lo terrenal, que de qué me sirve soñar tanto, que las mentes inquietas acaban siendo las más infelices, que soy tonta, que dónde voy a encontrar otro chico que me quiera como Jorge, que me río mucho con él, que me siento a gusto cuando cada noche nos vamos juntos a la cama...

 

Quizá sólo es una mala racha...

 

No sé qué pensar...

 

No sé qué sentir...

Toca para mí...

Y sé que si quieres... te sobran las alas...

Para qué andar descalza sin rumbo, para que izar las velas del mundo...

 

para qué rebajar la condena, para qué si te mata la pena...

 

para qué echar perfume a la vida, para qué si te escuece la herida...

 

 

Despegando...

Despegando...

Parece mentira... cinco meses... Fue en mayo cuando escribí el último artículo de un blog que había estado plenamente vivo desde que germinara hace ahora casi un año.

Ni siquiera colgué un “cerrado por vacaciones”, como alguna vez ha hecho una buena amiga en su espacio a compartir, y, por si fuera poco, dejé en portada un artículo “de caras” que a alguno le  ha llegado a producir pesadillas... :)

Me fuí... quizá como empecé... de repente, pero no porque no tuviera cosas que contar, porque este tiempo ha dado para mucho, sino porque quizá me faltaba el arranque para comenzar a plasmarlas en esas palabras que, cuando creas, para bien o para mal... ya no desaparecen.

Llevaba varias semanas con el “runrún” detrás de la oreja: abría el blog, veía las dichosas caras y... ¡como que hasta a mí se me quitaban las ganas! Pero de repente... aquí estoy. Tenía la idea de buscar un hueco una madrugada, con la casa silenciosa y la mente ágil, para retomar, pero... estaba leyendo un capítulo de “trastornos” y... ¡lo he tenido que dejar! Las ganas me han podido y no me dejaban concentrarme en otra cosa. 

Miro para atrás y me doy cuenta de que... he tenido muchísima suerte. Este último año ha estado repleto de novedades, de descubrimientos, de encuentros y... también de reencuentros, pocos desencuentros sin embargo.

A veces conoces a gente que te deja huella, que hace aparecer en ti cosas que... no estaban, o que estaban dormidas, que estaban esperando tal vez... y te das cuenta de lo afortunado que eres. Esas personas puede que se conviertan en compañeros y compañeras de viaje estupendos con los que seguir descubriendo, o puede que, igual que las encontraste, les digas adiós sabiendo que jamás volverás a coincidir, sintiendo una mezcla de tristeza, pero también de orgullo, por el tiempo compartido.

Hace... ¿un año y medio? me encontraba en una complicada encrucijada de caminos. Mi brújula dejó de funcionar, como estos aparatos suelen dejar de hacerlo cuando el momento lo requiere y... llegué a sentirme perdida. Pero... como todo pasa, tras un tiempo de presiones en el pecho, divagaciones, temores e ilusiones... ¡chas! Se hizo la luz.

Y dejé unas cosas, y empecé otras y viví muchas, pero lo más importante es que... las disfruté casi todas.

Al final... va a cumplirse mi propósito: está anocheciendo, el cielo se está tornando violáceo, un momento íntimo...

Ya estoy preparada: DESPEGANDO...

 

Primavera, primavera...

Primavera, primavera...

Siguiendo la estela de cierta persona afectada por los efluvios primaverales... :P me animo a escribir.

Esta primavera intermitente, de sol del que dora la piel y lluvia de la de observar tras cristales, me remite de nuevo al carácter de transitorio que esta estación, junto con el otoño, explícita o implícitamente, puede salpicar a nuestras vidas.

 

Ha habido de todo: deliciosas novedades, giros, reencuentros, y encuentros producidos como nunca antes se pudieron concebir (de esos que hacen ver al otro a través de una lente nunca antes usada), quizá incluso algún desencuentro interno... al fin y al cabo, la primavera nos altera y puede hacernos tocar el cielo o “tocar el piso con la barbilla”.

 

Y mientras tanto... muchos temas pululando y por dentro... rumiando (pero qué maaalo qué es rumiar!!): vaya tema el de la “Identidad y el sí mismo”, creo que podría estar una vida entera reflexionando sin llegar a ninguna parte (aunque quizá el camino, de nuevo, es lo que cuenta, más si te hace disfrutar).

 

Y entre encuentros y desencuentros, y entre sol y lluvia, y entre sonrisas y reflexiones... “a veces de un hilo, a veces de un ciento”...

Carta urgente

Hay cosas que te escribo en cartas
para no decirlas
Hay cosas que escribo en canciones 
para repetirlas
Hay cosas que están en mi alma
y quedaran contigo cuando me haya ido...
En todas acabo diciendo cuanto te he querido...
 
Hay cosas que escribo en la cama
Hay cosas que escribo en el aire 
Hay cosas que siento tan mías... que no son de nadie
Hay cosas que escribo contigo
Hay cosas que sin ti no valen
Hay cosas y cosas...
Que acaban llegando tan tarde..
 
Hay cosas que se lleva el tiempo
sabe dios a donde
Hay cosas que siguen ancladas 
cuando el tiempo corre
Hay cosas que están en mi alma
y quedaran conmigo cuando me haya ido...
y en todas acabo sabiendo cuanto me has querido...
 
Hay cosas que escribo en la cama...
hay cosas que escribo en el aire
hay cosas que siento tan mías.... Que no son de nadie
Hay cosas que escribo contigo
Y hay cosas que sin ti no valen
Hay cosas y cosas que acaban llegando tan tarde
Hay cartas urgentes que llegan cuando ya no hay nadie...
 
Rosana Arbelo ("Magia")

Soñando despierta...

Fueron siete días estupendos, que llegaron en el momento perfecto y que compartí con alguien muy especial.

Tras unas semanas de estudio y trabajo, y recién finalizados los cinco folios plagaditos de historia, me dispuse a hacer una maleta llena de ilusión y prisas.

Era un viaje bien planeado de antemano, tanto que... su silueta se había diluido en esa tiniebla que nos sobrevuela. Ese cúmulo de pensamientos que siempre se me amontonan, y que durante la temporada previa habían sido ordenados estratégicamente para no descuidar nada, me habían mantenido bien ocupada. Pero... el merecido premio esperaba.

Me subí al avión contenta y algo que para algunos habría resultado tedioso, el viaje de casi doce horas hasta Malvern, mágico lugar de la geografía británica, me pareció de lo más estimulante.

No se que me pasa con eso de "ir al extranjero" y, sobre todo, de verme sola e independiente (que no vulnerable) lejos de casa que... me vuelve loca. Fantaseo con los centenares de cosas que podrían acontecer y con los miles de lugares y personas que podría conocer. En mi casa... andan algo preocupados, porque disfrazado entre las muchas cosas que hablamos al día, siempre voy dejando caer el secreto vaticinio de que yo... viviré lejos.

Me encanta sentirme anónima entre mucha gente, como me pasó durante las dos horas que, en Paddington, estuve esperando mi tren. Mientras  estuve sentada en una dura silla de la estación, no exagero si digo que miles de vidas me pasaron por delante. Historias diferentes, cuyos protagonistas parecían haber venido de los más dispares lugares del mundo para encontrarse y compartir un pedazo de su vida.

El paisaje del trayecto... verde verde, brillante bajo un inesperado sol, y la llegada a esa estación que, aunque a Helena, por rutina, ya le parecía tan común, pero a mí me pareció llena de encanto, estupenda.

Estar at Libby´s fue, para mí, un acontecimiento más del viaje. No puedo explicar con palabras todo lo que esa casa escondía, un museo que contenía desde las cosas más maravillosas hasta las más... “horteras” (creo que mostraba lo rico y heterogéneo de su dueña), pero para eso... me quedé con las fotos.

Un paseo al anochecer por el pueblo, un chocolate caliente para crear un ambiente de esperadísimas conversaciones plagadas de sueños irealizables y "ridículas" confesiones... Me sentía bien, lo necesitaba.

Visitas a Worcester ( en su pronunciación, obviously, no se incluye ni uno de los caracteres de los que la palabra contiene), Ledbury, Hereford... Un día en Cardiff, lo que me hizo, repentinamente :p, entrar en un nuevo país, una maravillosa jornada visitando Warwick Castle, donde nos trasladamos a una lejana época (complicadillo en nosotras lo de fantasear) pero con la fortuna de tener una cámara con la que reflejar cada instante, una tarde en una Birmingham llena de canales (sorpresa!) y por último... Londres, donde el tiempo nos cundió mucho para unas cosas pero... no tanto para otras... ejem... jajaja.

Con los detalles de esos días... sólo me quedo yo, pero decir que... fue genial el reencuentro con esa amiga “con la que hablar durante horas”, y más aún en el contexto en el que nos encontramos.

Y fue genial también... eso, estar fuera. Desconectar. Sentirte tan lejos de todo y con tantas ganas de todo, pero a la vez... sabiendo de donde vienes.

Siendo consciente de la inmensidad de todo, de nuestra relatividad, de las posibilidades... Fue allí también donde muchísimos temas “trascendentales” y serios planteamientos pasaron por mi cabeza, momentos buenos para haber tenido un cuadernito de notas...

Aún así, iré desgranando...