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Gloria

PERSONAL

Genio...

Genio...


Él se da cuenta
Y asustado se lamenta
Los genios no deben morir


Bigote rocococo
De dónde acaba el genio
A dónde empieza el loco


Mirada deslumbrada
De dónde acaba el genio
A dónde empieza el hada

 
En tu cabeza se comprime la belleza
Como si fuese una olla exprés

Y es el vapor que va saliendo por la pesa
Mágica luz en Cadaqués

La botella gira y el ritmo cambia

La botella gira y el ritmo cambia

En términos generales, a la gente le gusta la estabilidad. Parece que con las cosas bien claritas y conocidas nos sentimos seguros.

Los cambios... ¿asustan?

A algunos mucho, a otros no tanto. Pero lo que si es cierto es que nos exigen una tensión mental (que a veces se traduce en física) que nos saca de la rutina, de la calma, del día a día ...

Es curioso, por otra parte, cómo podemos afrontar grandes acontecimientos con más calma de la que hubiéramos previsto y como sin embargo, otros insignificantes, nimios, despreciables... nos hacen dar un vuelco. Esa pequeñísima preocupación que se te instala en la cabeza y te mantiene absorta, puede llegar a hacer que te des cuenta de "cuán bien" te movías en tu fluída realidad.

"Innocence"

"Innocence"
Waking up I see that everything is ok
The first time in my life and now it’s so great
Slowing down I look around and I am so amazed
I think about the little things that make life great
I wouldn’t change a thing about it
This is the best feeling

This innocence is brilliant, I hope that it will stay
This moment is perfect...

I found a place so safe, not a single tear
The first time in my life and now it’s so clear
Feel calm I belong, I’m so happy here
It’s so strong and now I let myself be sincere
I wouldn’t change a thing about it
This is the best feeling
This innocence is brilliant, I hope that it will stay
This moment is perfect...

It’s the state of bliss you think you’re dreaming
It’s the happiness inside that you’re feeling
It’s so beautiful it makes you wanna cry

It’s the state of bliss you think you’re dreaming
It’s the happiness inside that you’re feeling
It’s so beautiful it makes you wanna cry

It’s so beautiful it makes you want to cry

Un día especial

Un día especial

Me levanto esta mañana y, mientras me dirijo,  aún con legañas en los ojos,al baño, me dice mi hermana: "¡Corre! ¡sube la persiana!".

Intuyendo algo, voy corriendo y... todo blanco, espectacular y, sobre todo, novedoso.

Dicen que hace 10 años que no caía una así, y de aquella... yo no me acuerdo.

Curioso cómo nos puede influir algo así... he estado todo el día en casa intentando hacer algo "de provecho" pero, a la mínima, me descubría mirando por la ventana el paisaje. Así que al final... mucha ropa de abrigo para poder disfrutar de la nieve.

Mi hermana yo tirándonos copos, yo "haciendo el ángel", jaja, y... finalmente, mi muñeco, como recuerdo de un día que a ninguno ha dejado indiferente.

Playing For Change: Song Around the World

Una melodía que me pareció perfecta para comenzar un nuevo año lleno de sueños, ilusiones y ganas... para todos, en cualquier lugar.

This song says... no matter who you are, no matter where you go in your life, in some point you should need to somebody to stand by you.

 

www.playingforchange.com

 

Playing for change is a multimedia movement created to inspire, connect and bring peace to the world through music.

 

"El verdadero valor del anillo"

"El verdadero valor del anillo"

-          Venga, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada... Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

 

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

-          Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema, quizá después... – y haciendo una pausa, agregó – Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez pueda ayudarte.

-          E... encantado, maestro – titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-          Bien – continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, añadió – Toma el caballo que está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

 

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interés hasta que el joven decía lo que pedía por él.

Cuando el muchacho mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa como para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

Después de ofrecerle la joya a todas las personas que se cruzaron con él en el mercado, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.

 

Cuánto hubiera deseado el joven tener una moneda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación, para poder recibir al fin su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

-          Maestro – dijo -, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-          Eso que has dicho es muy importante, joven amigo – contestó sonriente el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. ¿Quién mejor que él puede saberlo? Dile que desearías vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

 

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo al chico:

-          Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo.

-          ¿Cincuenta y ocho monedas? – exclamó el joven.

-          Sí – replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente...

 

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-          Siéntate – dijo el maestro después de escucharlo -. Tú eres como ese anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

       Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda.

Incluido en: "Déjame que te cuente..." - Jorge Bucay

Mi navidad...

Mi navidad...

Una cocina amplia, con estufa de leña, crepitando sin cesar para dar calor; mucho frío fuera, ya de noche.

La familia repartida en sillas, demasiado duras para pasar un rato largo. Todos frente a un televisor de catorce pulgadas, una mediocre película de las que hace reir sin pensar.

Yo en pijama y gafas, despeinada...

Juntos.

Ya no quiero más.

Mi "yo" y mi "ahora"

Mi "yo" y mi "ahora"

CANCIÓN DEL PIRATA

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:

Navega, velero mío
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá; muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí; tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pechos mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de "¡barco viene!"
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá; en su propio navío
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

-José de Espronceda-