Hipérbaton evolutivo
No te creas todo lo que te dicen, tampoco todo lo que ves, tampoco todo lo que infieres de lo que te dicen ni de lo que ves, porque jamás, jamás, estarás en lo cierto. Lo que no ves, lo que no oyes, o lo que no te gusta ver ni oír, también cuenta. Y lo que oyes y ves cuenta de la manera en que tú quieras y hasta donde tú quieras, también de la manera y hasta donde el otro considere.
Así pues, nos encontramos en un laberinto lleno de significados a la caza y captura del otro, a veces solapados, a veces encontrados, a veces peleados. Dicen que cuando se empieza no hay marcha atrás. Yo digo que cuando empiezas a jugar, a veces puedes pasar a ser juguete. Y ser un juguete, aunque en principio no agrade, puede ser lo más conveniente, lo más útil y lo más “merecido”.
Cuando no te guste algo, cuando de hecho rehúyas de ello sin mucho fundamento, o con demasiado, párate a pensar, porque a lo mejor te gusta pero no lo hace del mismo modo esa parte de ti que quiere formar parte de un reflejo anhelado.
Cuando te sientas descolocado, no te reprimas, no sonrías y respires profundamente queriendo convencerte de lo afortunado que eres por estar inmerso en un proceso de cambio del que saldrás reforzado. Puedes enfurecerte, entristecerte, dudar de ti mismo, querer volver a otros tiempos y a otras formas.
¿Y sabes qué? aunque no es el “absurdo tiempo” que a veces nos desean el que pondrá las cosas en su sitio, aunque las metáforas, como la anterior, como todas las que plagan este texto, nos hagan engancharnos en dolorosos procesos, son esos procesos, que inevitablemente se desarrollarán en el tiempo (y por favor, no me preguntes qué es el tiempo, no estoy para eso) los que nos conducirán a algo que probablemente no será lo que era.
Cuando leas esto, no te eches una reprimenda a tí mismo porque de nada sirve dar consejos ni sermones (“¿por qué no proporcionar un espacio abierto donde explorar y dar cabida a las preguntas sin respuestas?”, se oye a lo lejos). Esto es lo que te sale hacer ahora, y ponerle diques te hará más daño que aparentar ser otro y tener otras habilidades, otro alcance que alguien, a quien no querías defraudar, creyó leer en tí un día.
Parece que eres más “humano” de lo que querías ver. Parece que las emociones más primarias son capaces de tumbarte. Qué ridículo podrás parecer si lo confiesas, pero qué suerte que te estés dando cuenta de lo que pasa. Esto ya te ha ocurrido antes, pero pudiste maquillarlo y que tu percepción no se viera dañada; ahora vuelves, con más años pero las mismas estrategias, a hacerlo y a sentir sus consecuencias.
Qué complicado puede ser ir desempolvando el camino recorrido y ser consciente de cómo te movías y aún te sigues moviendo, de tus ritmos preferidos y de los terrenos más transitados, de tus diferentes saludos a los transeúntes, de las miserias que escondes.
Cada uno percibe en ti algo diferente, y tú te preguntas qué parte de realidad (sí, ahora puedes preguntarte qué es la realidad) respalda los retratos que elaboraron. A veces te empeñabas en cambiárselos, explícitamente, otras parecían agradarte algo más aunque, seamos honestos, la conformidad plena brillaba por su ausencia.
No te centras, estás inquieto, no te gustas así, pero sobre todo no te gusta el por qué de estar así. Lo sentimos, pero… “te toca”, vas a pasar por ahí, prepárate: ¿quieres aprender algo de todo esto?
8 comentarios
Gloria -
qué sorpresa encontrarte por aquí :) Es bonito ver cómo un espacio que parecía haber caído en el olvido puede volver a cobrar vida a través de la visita de alguien, de sus palabras, y de la relectura de algo que se escribió hace un tiempo pero que, para la mente, puede transformarse en uno más lejano o más cercano que el real. Para mí fue un placer coincidir contigo la pasada semana. Espero que volvamos a encontrarnos.
Gracias por recordarme lo del remolino.
Un abrazo.
Laura Oliveros -
Recuerda la metáfora del remolino en el río. No te resistas y agotes inútilmente. Déjate llevar y observa, siente,experimenta .... de ahí saldrá el aprendizaje.
Soliloquio del farero, Luis Cernuda -
Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma
De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.
Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.
Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.
Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.
Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y ergido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aun cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.
Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?
Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.
Invocaciones (1934 - 1935)
Gloria -
El principio está relacionado con el hecho de que el observador, por el mero hecho de ser testigo, influye en la realidad que está observando, la altera, introduce una variable de indeterminación.
Nada está escrito. La historia no ha terminado. Quizá los siguientes días sigan siendo oscuros y grises, puede ser, pero puede que no, puede que todo cambie, que los días que tienen que venir abran ventanas a la esperanza. Este puede ser un buen comienzo, este puede ser un buen principio Principio de incertidumbre
Presentación en directo a la canción de Principio de incertidumbre. Ismael Serrano.
http://www.youtube.com/watch?v=paAfUhofTic
Gloria -
sí, quizá eso sea lo bueno. Desde luego, reaccionar es al menos señal de que, como Carmen decía, estamos vivos, que, como tú decías, somos personas. Que esas reacciones podamos llegar a modelarlas un poquito con el tiempo es otra cosa.
Un abrazo fuerte y gracias por las conversaciones rayadas : ) al final merecen la pena.
Gloria -
Un abrazo de los buenos :)
Benja -
Me gusta la última frase que pone Carmen: "Cada uno de nosotros es en este momento la vida", tú eres vida, yo soy vida, Carmen es vida, creo que hasta los muertos son vida, lo han sido y lo serán.
Ay las emociones, ayer lo hablábamos en nuestra ciberconversación del facebook, lo poco desarrollada que tenemos la competencia emocional y lo mucho o poco quizás que la necesitamos. Somo vida, somos humanos, somos personas.
Lo importante es que seamos consciente de esto y aprender, pero quizás no manejar en muchas ocasiones.
Que rayada...
Besos amiga
Carmen -
En la isla a veces habitada
JOSÉ SARAMAGO
En la isla a veces habitada de lo que somos,
hay noches, mañanas y madrugadas
en que no necesitamos morir.
En ese momento sabemos todo lo que fue y será.
El mundo se nos aparece explicado definitivamente
y entra en nosotros una gran serenidad,
y se dicen las palabras que la significan.
Levantamos un puñado de tierra
y la apretamos en las manos.
Con dulzura.
Allí está toda la verdad soportable:
el contorno, la voluntad y los límites.
Podemos en ese momento decir que somos libres,
con la paz y con la sonrisa de quien se reconoce
y viajó alrededor del mundo infatigable,
porque mordió el alma hasta sus huesos.
Liberemos sin apuro la tierra donde ocurren milagros
como el agua, la piedra y la raíz.
Cada uno de nosotros es en este momento la vida.
Que eso nos baste.
Un besazo, Carmen