Etapa preoperacional y egocentrismo
Da gusto cuando sales de clase y te das cuenta de que has alcanzado a ver con claridad algo que antes era tan difuso.
Eso me pasó a mí ayer, tras haber hablado de las experiencias con niños en el vídeo de Piaget: ¿Qué pasaba en la mente, qué ocurría con los procesos mentales para qué un niño de 4 años tuviera dificultades para entender conceptos como "reversibilidad", "conservación"...y un niño de 10 ya los hubiera integrado perfectamente?
Durante la primera parte de la clase, cuando por grupos y ayudados de algunos materiales (plastilina, botellas de agua...) intentábamos dar respuesta reconozco que yo estaba, por un lado, algo dispersa y por otro, algo perdida. Nos resultaba difícil explicar los por qués.
Más tarde, durante la puesta en común, mis ideas se fueron aclarando, pero fue sobre todo cuando Alejandro comenzó a hablar del proceso de centración y del egocentrismo en el niño preoperacional cuando algo hizo "chas" en mi cabeza.
El egocentrismo del niño preoperacional implica centración:
Un niño en esta edad está convencido de que la perspectiva correcta de las cosas es única y exclusivamente la suya. Esto nos conduce a la centración: el niño no es capaz de manejar varias dimensiones o perspectivas a la vez, por lo que... atiende a un sólo aspecto (ya sea, en los ejemplos experimentales propuestos, el volumen, la forma...).
¿Qué pasa cuándo crecemos? Pues que... poco a poco, somos capaces de realizar operaciones mentalmente, por lo que nos podemos adelantar a lo físico (no necesitamos comprobar algo físicamente para saberlo). Sin embargo, como los niños aún no han adquirido esta capacidad mental de deducción, necesitan recurrir a lo que ven, hacen o tocan para adquirir sus conocimientos.
Fue en ese momento cuando me di cuenta de que al fin habíamos alcanzado la respuesta. Porque eso de "al crecer las estructuras mentales son diferentes y por eso los niños ya diferencian volumen - forma..." a mí no me convencía. Estaba claro que las estructuras mentales cambiaban, pero... ¿cómo cambiaban? ¿qué cambiaba?
2 comentarios
Gloria -
Supongo que, como psicólogo, es difícil dejar de observar tu entorno con esos ojos, y que en cada situación, sin querer, "analizas" lo que ocurre desde una perspectiva, digamos... "profesional", jeje.
Sin embargo, a mí me ayuda mucho(como creo que al resto de compañeros)cuando nos aclaras conceptos con hechos de la vida cotidiana (tu sobrina en el mar tratando de contestar a la pregunta de si tú eras jóven o eras viejo).
Creo que en ese egocentrismo de la etapa preoperacional se puede encontrar también mucha magia ("con ellos volvemos a recuperar parte de ese mundo"), esa que inevitablemente perdemos cuando crecemos y que... a veces echamos de menos.
Gracias de nuevo por tus comentarios.
Un beso.
Alejandro -
Me alegro de que hayamos entre todos añadido un poco más de detalle a este tema. Aún vamos a añadir más.
El niño preoparacional está sujeto a sus percepciones, a sus impulsos. Eso significa que no los puede atender, gestionar, priorizar, cuestionar. Él es sus percepciones y sus impulsos. En ese sentido está sujeto a ello. Sí puede atender a sus sensaciones, sus movimientos. Eso es lo que puede atender como objeto. Gracias a ello puede ir más allá que el bebé que fue. Además esas sensaciones y movimientos sobre el mundo, las puede representar mentalmente, las puede representar con dibujos, puede manejar símbolos. Pero está sujeto a sus impulsos y percepciones. Su atención salta de un lado a otro, podríamos decir. Eso es fruto de esa manera de operar egocéntrica. No puede gestionar más de dos perspectivas simultáneamente, sólo una, la suya. Hablo con mi sobrina de 2 y medio, y es lo más alejado de un diálogo. Ella me cuenta lo que en ese momento está en su mente, si introducirme un tema, sin explicarme. Lo que ella sabe y le interesa yo lo sé y me interesa, ¿cómo puede ser de otra manera? Por eso Kegan lo denomina "mente adhesiva". Hablo a continuación con mi sobrino de 5 años y medio. El diálogo es más elaborado (también su lenguaje). Me cuenta que ha ganado a un juego con sus padres, se da por hecho que yo conozco ese juego y sus reglas (¿cómo puede ser de otra manera?). Él se siente competente en ese momento, ha ganado a los mayores. Enseguida otra cosa llama su atención y le da el teléfono a su madre, se despide rápido. Su hermana ni siquiera se despidió. Sutiles pero grandes diferencias entre ambos. Una entrando en la fase preoperacional, el otro empezando a salir, y ni siquiera lo sospecha.
Le quería preguntar qué regalos ha pedido para Papá Noel. Los dos creen en Papá Noel, pero hay que tener mucho más cuidado con el segundo, porque ya empieza a pensar, a conectar hechos, a pensar en términos de causa y efecto. Pero eso pervive con la ilusión de creer en Papá Noel, es un momento interesante.
Sujetos a sus percepciones, a sus motivaciones, a sus intereses, a sus creencias, a sus puntos de vista, a sus teorías y explicaciones mágicas.
Entrañables, adorables para nosotros, adultos, que con ellos volvemos a recuperar parte de ese mundo.
Me fui de lo que quería contar... me alegro que la clase sirviera. Pensaba que ni siquiera yo había sido muy claro al final... menos mal que estamos todos pensando colaborativamente estos temas
Un saludo
Alejandro