¿A qué huelen los juicios?
No, señores, esto no es un anuncio (por mucho que pueda recordarnos a uno que para mí era una graciosa acumulación de eufemismos), sino la pregunta que me ha surgido cuando, movida por una avidez nacida de la paradoja “querer mucho y apretar poco”, ojeaba y hojeaba esa tarde un texto recién adquirido. De repente, algo me llama la atención, “Mezcla de colores y palabras”, y ceso el trepidante ritmo que mis dedos, al son de mis ansias, se encargaban de interpretar. Empiezo a leer y descubro lo que es la “sinestesia”: un “estado” que produce que las personas que lo “experimentan” mezclen sensaciones diferentes. Dos ejemplos: una persona puede oler a fresas al tocar ropa de algodón, otra puede notar un sabor amargo al oír un timbre.
Yo, que desde una animada conversación en clase con una compañera no habitual (quizá por ello también más grata), le estaba dando vueltas al tema de los juicios... me he parado en seco. Si yo disfrutara (¿por qué decir “padeciera”?) de sinestesia... ¿a qué olor asociaría la palabra “juicio”? ¿qué sensaciones inundarían mi paladar...?
Reconociendo que basándome en un juicio, asocio el término “juicio” con algo que produce respeto, cierta desconfianza, que me hace estar alerta... La letra por la que empieza es cortante y, junto con las que la siguen, conforma una palabra no muy larga pero que llena la boca del que la pronuncia. Definitivamente... creo que un juicio, para mí, tendría un sabor fuerte, intenso, con cierto regusto amargo. El olor... podría ser el de fuerte salitre.
¿Por qué esta palabra supone para mí un estímulo cualitativamente diferente al que me pueden producir “abstracto”, “exhuberante” o “casuística” (que me encantan)? ¿Quizá porque la asocio con un vocablo de su misma familia, “prejuicio”, que por otra parte, y si analizamos detenidamente, no esconde siempre tras de sí un significado negativo...? ¿Quizá porque me imagino a un inflexible juez dictando sentencia? ¿Quizá porque le atribuyo un cariz de invulnerabilidad e inmovilidad que me asusta?
¿Llegará un día en el que esta palabra traiga hasta mis fosas nasales un reconfortante olor a hierba mojada...? Y es que, en el fondo, aunque creo que a veces nos es complicado discernir el origen de los juicios (hoy comentábamos que el uso de algunos de ellos estaba tan automatizado y venía de tan atrás en nuestra historia de vida que nos resultaba imposible identificar cuando comenzaron a formar parte de nosotros), y a pesar de cómo “suenen”, también creo que la sucesión de experiencias puede llegar a modificarlos...
5 comentarios
Gloria -
Tal y como dices... los juicios nos ayudan desde el momento en que estructuran nuestro mundo, nos ahorran tiempo y esfuerzos cognitivos al etiquetar, de alguna manera, los estímulos que nos rodean (bueno /malo, agradable / desagradable... y centenares de matices entre medias), son facilitadores, ¿no? (esto se lo tengo que decir a Benja, jeje).
Sin embargo... también son dificilitadores, también nos coartan cuando nos anclamos a ellos, cuando estamos sujetos... Lo peor es que a veces no nos damos cuenta...! y nos dominan de esa manera silenciosa pero, por ello, más fuerte...
Seguiré oliendo....
Alejandro -
Para una sesión de una hora, parece que algo dio de sí, qué bien. Lo que hicimos es bastante complejo. En la asignatura de HH de counselling en el contexto educativo, nos hemos podido detener un poco más.
El tema de los juicios no tiene que ver con evaluar, sino con conocer la realidad, ver cómo son las cosas. Saber, creer / dudar, estar convencidos de algo, todo eso tiene que ver con los procesos de juzgar (tanto a la hora de usar el lenguaje, como a la hora de pensar). Juzgamos continuamente, como parte de nuestro proceso de dar sentido a lo que nos rodea. Esto es X, es Y, me gusta, no me gusta porque... etc.. etc... Es inevitable. Lo importante es poder atender a nuestros juicios, en los momentos en los que pueden resultar limitadores, claro. Nada peor que estar sujetos a los jucios, objetivarlos un poco no está mal.
Como siempre abordas el tema con originalidad. Al oler un juicio, podemos verlo desde otra perspectiva, alcanzar nuevas experiencias, es una manera de extender, lograr nuevos detalles e incluso generar nuevas conexiones. Además de vincularlo, como el olfato hace, con procesamientos afectivos primarios. El uncus, es el área cerebral que recoge la información sensorial oltativa, y se encuentra muy cerca del sistema límbico, que procesa información emocional. Buena asociación, buen ejemplo de ir más allá.
Que vaya bien tu exploración y gracias por seguir con el tema. Probablemente en las próximas semanas vamos a presenciar unos cuantos juicios, je..
Un saludo
Alejandro
Gloria -
Sobre las blogianas conexiones inexploradas... lo hablábamos el otro día mientras tomábamos algo distendidamente tras la visita de Tim. Creo que hay una especie de red que va de unos a otros, que atraviesa posts y comentarios a esos posts, que como el Guadiana a veces se esconde y reaparece más adelante... Sólo los buenos observadores podrán seguir sus pasos... :)
Carmenchu... ¿cómo va tu exploración olfativa de los juicios...? ¿te has adentrado en el sinestésico mundo...? : ) Interesante lo que dices de poder tener juicios y no juzgarlos... estos últimos días me estoy intentando conocer un poco más, profundizando en juicios sobre mí, o sobre cómo deben ser las cosas... juzgándolos, al fin y al cabo, pero intentando ser objetiva (qué complicado) a lo largo de la tarea... y es que... ¿por qué asumir premisas que realmente no nos hacen ningún bien, que no tienen una sólida fundamentación...?
Un gran beso para las dos.
Carmenchu -
Yo ,al leer la palabra sinestesia,..la he enlazado con cinestesia( será porque me encanta la gente dinámica).
También enlazo como Paloma, del blog de Patricia y sus juicios al tuyo.
Me encantó leer esto..aprender de ello.
Se me ocurre, el poder tener juicios y no juzgarlos,..a partir de hoy intentaré también olerlos. Es otra apreciación interesante. De alguna manera instintiva lo hacemos y luego lo manifestamos de forma de lenguaje no verbal, me parece intuir
Bueno, ya te cuento, de estos matices.
1 beso
Paloma -
Los juicios...no sé pero al leer tú blog siento el intereso aroma del tomillo húmedo.
Muchos besos, "Lazarilla"
Paloma